Wiki La Fundación SCP
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La mejor forma de conquistar a tu enemigo es haciéndote su amigo


"Enviamos a doce operativos a esa granja y nunca volvimos a saber de ellos. Los robots que enviamos se apagaron antes de cruzar la puerta. Establecimos un perímetro alrededor de la casa y ahora todos dentro de un radio de veinte metros parecieran tener tumores cosidos en sus rostros. El maldito lugar es una moledora de carne".

"Bueno, la 'moledora de carne' se está expandiendo. Podríamos explotar el lugar sin saber qué hay dentro, pero ambos recordamos lo de Kodiak. Alguien tiene que entrar e investigar".

"¿Y quién sería tan estúpido y loco como para suicidarse a sabiendas?"

"...llama a Tau-5".


El primero abrazó a la oscuridad felizmente. El segundo sucumbió sin oponer resistencia. El tercero no logró permanecer consciente. La cuarta murió agarrando su pecho y retorciéndose.


"Veamos, este es un tipo de anomalía a la que no nos hemos enfrentado antes, por lo que estaremos probando nuevo equipo. Están basados en tecnología de Laboratorios Prometeo; esencialmente, el dispositivo general algún tipo de campo que obliga a las células a entrar y permanecer en un estado G0 independientemente de las influencias externas. Detiene el cáncer y otras mutaciones, en resumen, pero también previene la curación. Realmente no sabemos que... tipo de campo es... pero estamos bastante seguros de que sea lo que sea, también evitará que nuestro equipo se corte", explicó el técnico, entregando a los cuatro mochilas grandes y voluminosas.

Los cuatro miembros de Samsara asintieron, observaron la maquinaria de aspecto complicado que vibraba dentro de las mochilas.

"¡Oigan! ¡Tengan cuidado con ellas! ¿Entendieron? Sin golpes ni sacudidas repentinas. Son algo volátiles. Ni siquiera nos dejaron probarlas en -Ds por problemas con el Comité de Ética, así que...", titubeaba el técnico.

"¿Los están probando con nosotros?", completó Irantu.

"Eh... No lo diría así... pero, eh... si".

"Bueno".

Nanku miró dentro de su mochila de nuevo y accionó el interruptor del dispositivo. Detonó con el sonido amortiguado de un CRUMP.

Ella observó la escena. Los huesos en el lado izquierdo de su cara se habían fusionado; trozos de su ojo se anidaron en el cráter sangriento que quedaba de su nariz.

"Creo que algo se me metió en el ojo..."

El técnico salpicó los restos de su cara con vómito. Le tomó varios segundos comenzar a limpiar el ácido estomacal y los restos de ensalada de atún. "Oh...er, agh, que asco, ¡asco! ¡Eso fue asqueroso!", jadeó tardíamente.

"Eso estuvo bien. Sonabas normal y disgustado allí", complementó Irantu.

"¡Gracias!", ella respondió, forzando una nota de ligereza en su voz.

El técnico se siguió sintiendo pesado a pesar de que su desayuno y la merienda previa al almuerzo hayan terminado en el suelo.


La primera vez que nacieron, yacían acurrucados dentro de matrices plásticas rosadas y llenas de líquido. Podían respirar. Podían hacer gárgaras en un intento por articular palaras a través de sus respiradores. Podían sentir el calor del fluido. Podían realizar integraciones y derivaciones en su mente. Pero no podían sentir.

Los científicos que los observaban aplaudieron brevemente y luego comenzaron a garabatear notas en sus PDA.

La cuarta vez que nacieron fue la primera vez que quedaron defectuosos: se asemejaban a horribles arlequines infantiles. La primera se despertó y comenzó a explorar los diminutos confines de su vientre, ansiosa de experimentar el renacimiento. El segundo se despertó en silencio, succionando las mamilas artificiales dentro de las pequeñas esferas rosadas El tercero soñaba con el vacío, disfrutando de los sonidos amortiguados de lub-dub, lub dub, de su alrededor. La cuarta gritó, golpeando con sus subdesarrollados y pequeños puños patéticamente la cubierta de plástico duro.

Muy por encima de ellos, un hombre y una mujer en abrigos blancos garabateaban notas antes de activar los esterilizadores de úteros.


Irantu miró dentro de la granja, con la escopeta lista y cargada. Los cabellos en su cuello se levantaron cuando la anomalía en la casa chocó contra el dispositivo atado en su espalda. Las extremidades de Nanku ya estabas hinchadas por el tejido maligno. Sacó su cuchillo y comenzó a cortar tan silenciosamente como pudo, con sus piernas doblándose de dolor mientras perforaba su carne no cancerosa.

Con su rostro despojado de enigmas de balas y tumores, Irantu se deslizó dentro de la estructura. Munru lo siguió, moviéndose rápidamente al otro lado de la habitación. Onru entró en tercer lugar. y finalmente Nanku, que había cambiado su cuchillo por una pistola.

Un canto en un lenguaje confuso bajó desde el piso de arriba. Irantu se asomó por la puerta del pasillo y vio por primera vez un cadáver que bloqueaba el pasillo.

El escuadrón avanzó con cuidado con sus armas centradas en la burbujeante masa de carne vestida con una armadura corporal de La Fundación. Irantu lo picó con el cañón de su escopeta.

No reaccionó.

"Muerto", dijo en voz baja.

Mientras aseguraban la cocina, sala de estar, comedor y baño, el escuadró tomó nota de los cadáveres en cada habitación y sobre los muebles que parecían almohadas demenciales.

"Todos apuntan a la misma dirección", murmuró Nanki, con la voz apagada por las neoplasias que llenaban sus mejillas.

"Debe tener alguna relación con las voces de arriba. ¿Todas las habitaciones de primer piso despejadas?", preguntó Irantu.

Onru asintió.

Irantu sacó su radio y le habló brevemente.

"Planta baja despejada. Seis cuerpos; todos de FOMs. Todos cubiertos de tumores similares a los de los cuerpos en el exterior. Procediendo al segundo piso".

Las habitaciones del segundo piso también estaban desprovistas de cuerpos vivos.

"Adorable", comentó Munru, mirando una masa pulsante de carne en la pequeña cama con forma de cohete.

"Emoción equivocada, creo...", Nanku se quejó, cortando los tumores que habían brotado alrededor de su rostro y posteriormente dentro de su boca. "Hm, saben como a bizcochos de soletilla".

"¿De verdad?"

"Por aquí", siseó Irantu desde el pasillo. Munru y Nanku se callaron inmediatamente y apuntaron sus armas a la puerta objetivo. Cinco manchas de carne descansaban frente a ellas, todas apoyadas en posiciones que sugerían que murieron tratando de alcanzar el pomo.

"El canto viene de adentro. Sólo puedo oír una voz. La puerta es la única entrada, así que sugiero un ingreso rápido".

"Entendido", asintió Munru. El resto del escuadrón se giró y se tapó sus oídos mientras él desenganchaba una granada aturdidora de su cinturón, abría la puerta de una patada, y la lanzaba dentro con un movimiento suave.


La duodécima vez fue también la decimotercera. Dos copias de cada uno s ecultivaron y se cargaron con los recuerdos y pensamientos de los originales, para después ser colocados en salas ostensiblemente privadas para tener una discusión. Frente a frente, comenzaron la sesión discutiendo la razón de su renacimiento y lo que esto significaba para la naturaleza de la conciencia. Concluyeron la sesión asegurándose mutuamente que era simplemente un experimento y una forma de auto-gratificación.

Estos resultados fueron anotados con interés la decimocuarta vez.


Entraron rápidamente al dormitorio con las armas levantadas y los ojos fijos en la figura que cantaba en la cama al otro extremo. Sus características yacían escondidas debajo de una masa retorcida de carne cancerosa que sobresalía de debajo de una camiseta y unos pantalones vaqueros, tan grandes como los de una modela obesa.

ᴘʀᴏᴠᴇᴀnʟᴇ sᴜ ᴄᴀʀnᴇ

Irantu pinchó la masa con el cañón de su escopeta, lo cual no hizo nada más que hacerla cantar un poco más rápido. Su radio crepitaba devuelta a la vida.

"¿Cuál es su estado?"

"Encontramos la fuente de la anomalía", respondió. "Un amasa de tejido canceroso grande de aproximadamente un metro de altura. Cantando en un idioma desconocido. Parece haber sido humano alguna vez".

"Entendido. Le estamos entregando la información a nuestros investigadores ahora... okay. Están autorizados para neutralizar a la entidad. Sus armas deberían poder lograrlo. De prisa. La anomalía se está expandiendo a un ritmo mayor".

"Confirmado", contestó Irantu. Hizo un gesto al grupo para que retrocedieran y disparó unas cuantas rondas de su cargador a la masa, salpicando un poco las paredes.

sᴀᴛɪsғᴀɢᴀn sᴜ sᴇᴅ

Irantu miró a la masa, recogió un poco del cerebro y médula tirados alrededor, y cubrió su guante con ellos. Esta vez fue capaz de hacerle daño a la masa.

ᴅᴇnʟᴇ sᴜ ᴄᴀʀnᴇ ᴘᴀʀᴀ ᴘᴏᴅᴇʀ ʜᴀᴄᴇʀʟᴏs ᴅɪᴏsᴇs

rantu pensó por un momento. "Nanku, dame tu pistola".

Ella obedientemente dio un paso adelante y se la entregó.

Irantu vació el cargador en su cuello. Incluso antes de que ella pudiera caerse, él ya había comenzado a cortar los tendones de su cuello con su cuchillo de combate. Onru y Munru lo ayudaron a terminar de decapitarla.

Cuando el resto del escuadrón evacuó la habitación tomó una granada de fragmentación del cinturón de Nanku, se la metió en la boca, sacó el seguro, y la golpeó contra la masa cancerosa de carne en un solo movimiento suave. Luego corrió lejos de la habitación.

La gigantesca masa neoplásmica explotó y cubrió la habitación con fragmentos de músculo, intestinos, tejido cerebral y médula ósea.

Irantu se levantó y habló por su radio. "Anomalía neutralizada, cambio".

Su radio crepitó devuelta. "El efecto ha cesado su propagación afuera. Se confirma la neutralización de la anomalía. ¿Cuál es su estado, cambio?".

"Nanku está muerta. El resto de nosotros estamos ilesos, cambio".

"Entendido. Salgan de la estructura inmediatamente; la quemaremos en T menos cinco minutos, cambio".

ᴛᴏᴍᴇn ᴇʟ ᴛᴏᴍᴏ sᴀɢʀᴀᴅᴏ

Munru regresó a la habitación y buscó los restos de la anomalía, limpiado los desechos hasta que encontró un pequeño libro de cuero manchado con carne enterrado debajo. Lo metió en su uniforme.


El fin llegó repentinamente, cuando todos se encontraron frente a los cañones de un grupo de fundamentalistas religiosos molestos.

El primero fue neutralizado. El segundo fue eliminado. El tercero fue ejecutado. El cuarto fue sacrificado. De los pocos que escaparon de estar contra la pared, casi ninguno sobrevivió a la explosión que arrasó con la instalación.

Varios metros bajo tierra, cuatro cubas de respaldo cobraron vida, orquestadas por un cloneador ligeramente dañado que contenía a cuatro hombres y mujeres que habían sacrificado sus vidas por la inmortalidad.

Murieron en esa máquina; vidas, amores, pensamientos, la habilidad de crear, su humanidad. Todo borrado por un disco duro dañado.


Los tres estaban estudiando detenidamente el libro cuando Nanku era acompañada a su celda. El lado de su cabeza estaba ligeramente abollado, con algunos puntos y un parche descolorido que indicaban dónde se había roto el hueso en una encarnación anterior abortada.

"¡Hola!", ella los saludó.

"Silencio", la reprendió Munru.

"¿Qué están... leyendo?"

"Un libro que encontramos en tu cuerpo".

"¿De qué... trata?"

Munru trató pero no logró responder.

"Es un buen libro".

"¿Te dejaron... quedártelo?"

"Nadie me dijo nada al respecto".

"¿Puedo leerlo... contigo?"

"Ya casi lo terminamos. Lo hemos estado leyendo durante dos semanas".

"¿Puedo leer el resto?"


Los cuerpos crecieron pero no había nada que los habitara. La inteligencia había muerto en los discos rotos de la máquina. Todo lo que quedaba eran solo plantillas, dos géneros, y cuatro nombres.

Las máquinas no son nada si no son buenas en aritmética. Las mentes no son nada si no son buenas en la creación. Los cuerpo no son nada. Una plantilla más un nombre más un género más un cuerpo equivale a un ser. Un ser es igual a una cuarta parte de los cuerpos disponibles. Cuatro seres equivalen a una tarea completada.

Aritmética simple.

Una máquina no es nada si no es buena completando tareas.


"...Es un buen libro".

"¿Podría ser que quizá... visitaremos el lugar en el libro?"

"Podríamos aprender más sobre como actuar como personas"

"¿Podemos?"


Una pared dañada se derrumbó cuando un grupo de hombres y mujeres vestidos de negro irrumpieron en la recámara de clonación. Detrás de ellos se encontraba el último investigador superviviente.

"¿Qué es lo que tenemos aquí, Doctor?", preguntó una de las mujeres vestidas de negro, mirando las carcasas carnosas desnudas, casi sin rasgos distintivos, en su interior.

"Un viejo proyecto que casi me mató hace una década. Creo que sería algo útil".


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